domingo, 26 de septiembre de 2010

Las bendiciones del sol

Las bendiciones del sol


El sol, que es la alegría misma, se asomó por la ventana mientras despertabas en tu cuna y se dijo: “este niño me gusta”.

Y descendió alegremente una escalera de nubes y atravesó incandescente los cristales. Luego te abrazó con la suave calidez de un padre y puso sus colores sobre tu rostro: tus cabellos se volvieron dorados, tus mejillas intensamente sonrosadas. Fue contemplando tu visitante como tus ojos se pusieron tan azules y brillantes; y confortó con tanta dulzura tu corazón que conservaste para siempre el deseo de reír.

Mientras tanto la luz de la aurora llenaba la habitación como una atmósfera irisada, como un bálsamo luminoso. Y toda esa luz viviente pensaba y decía:

Disfrutarás eternamente la influencia de mi beso. Serás bello a mi modo. Amarás lo que yo amo y lo que me ama: el aire, el fuego, la música, y el día; el cielo azul e inmenso, las llamas danzantes y cambiantes; la luz de la mañana, el canto de los pájaros; la tierra húmeda y fecunda; la frondosidad de los bosques, la hierba y los trigales dorados; el sitio en que estés; la amante que conocerás; las flores hermosas, los perfumes que abren el corazón y los gatos que juegan en los tejados y se desperezan sensualmente bajo el sol. Serás amante de mis amadas, cortejado por mis cortesanas; serás el rey de las mujeres de iris brillantes a las cuales alegré el corazón con mis caricias diurnas; de las que aman el cielo azul, inmenso e incandescente; el fuego danzante y cambiante, las dunas doradas, los atardeceres, la tierra fértil, las praderas y las junglas exuberantes; el sitio donde están, el amante que conocen, las flores selváticas que se parecen los cálices de los rituales paganos, las fragancias que despiertan el anhelo y los animales ágiles y vivaces que son los emblemas de su alegría”.

Y por eso querido y bendito hombre cósmico reconozco en ti los dones de la estrella más cercana, del magnífico astro, del padre de la alegría. Dancemos sobre el altar del sol y celebremos el sagrado presente de la vida.

Lady I.


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