viernes, 24 de diciembre de 2010

"Perdoneu, però algú ho havia de dir"

Queridas primas,
La historia de Ikea ha llegado demasiado lejos. A la luz del comentario de L. M. no he podido evitarlo: el Sr. Kamprad, según la lista Forbes de los más ricos del mundo 2010, ocupa el número 11 del ranking mundial y su fortuna está considerada la 2ª más grande de Europa y la primera de Suiza.
Quiero presentaros a Ingvar y a su mujer Margaretha porque una imagen vale más que mil palabras.
Ingvar es a las miladies lo que el flautista de Hamelin es a los ratoncitos y a los niños. Sólo que nos engaña con sus ofertones al lado de las cajas para forrarse y autoabastecerse (resulta que es un tacaño y aprovecha sus propias ofertas: te regala un paquete de velitas y se queda tan ancho).
Así que desde aquí ruego encarecidamente a M. Eau que no se vaya a Suiza para convertirse en la amante de este señor y sucumba al encanto de un espíritu libre durante estas fiestas navideñas.
L.P.
PD--  Dicho esto, censurad esta entrada porque atenta contra nuestros principios estéticos.









3 comentarios:

  1. Con lo cuidada que es la estética en Ikea ... ellos tendrían que vestir Agatha Ruiz de la Prada o almenos en color crudo!!!! No le deseo a Madame Eau esto.Y siento realmente haberlo insinuado, aunque por supuesto no hablaba con esa imagen en la cabeza...más bien me había imaginado a un hombre rubio con una hacha y sin camiseta (después de talar unos cuantos árboles que rodeaban su cabaña del lago).....Que traicionera es la mente ....y solo puedo decir: el matrimonio Ikea me ha decepcionado.

    PD: Constato en la imagen que ni ellos saben llevar esas incómodas bolsas que más que transportar a tu casa tus compras, las desparraman por doquier....

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  2. Me olvidaba de firmar:

    Lady M, estéticamente alterada

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  3. Me temo, queridas primas, que hay aquí un lamentable malentendido. Entre mis propósitos de año nuevo, figura, casi en primer lugar de la lista, no tener nada que ver nunca más con un tipo casado. Ni siquiera con un sueco (que no suizo) millonario, por muchos árboles que haya talado antes de quitarse la camiseta y exhibir su torno sudoroso y desnudo. Paso.
    Así que no hay nada de qué preocuparse. De Ikea me gusta el concepto y el catálogo, pero para romances otoñales prefiero un toy-boy (amante al que aún no hemos dedicado ninguna entrada porque hasta hace poco éramos demasiado jóvenes para apreciarlo, pero ahora ya empieza a ser apetecible, ¿no?).

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